Se empieza por turno.
Se elige primero al “repartidor” de piedras
El repartidor, coge el saquito de piedras y extrae (sin elegir y sin mirar) 5 y las deja encima de la mesa, una al lado de la otra, con las ilustraciones hacia arriba, sin que pueda ver los dibujos, ningún jugador, hasta que no estén colocadas. En ese momento, se pondrá el reloj de arena en “funcionamiento” y el primer jugador en participar (que será el que esté situado inmediatamente a su derecha y que llamaremos: “El memorizador de turno”), tendrá el tiempo que tarde en acabarse la arena de la parte superior del reloj, para memorizar las ilustraciones de las piedras y el orden en el que las ha colocado el “repartidor”.
Terminado el tiempo, se volverán del revés las piedras y el “Memorizador de turno”, dirá antes de levantar cada una de las piedras, qué ilustración aparece en ella. Si la acierta, continuará con la siguiente y así, hasta que acierte todas o falle alguna, en cuyo caso, no seguirá levantando. Por cada piedra acertada, se anotará un punto y si acierta las cinco, se apuntará 2 puntos extra (Total: 7 puntos). Para acertarlas, también se pondrá en marcha el reloj de arena).
Después de ello, guardará las piedras en el saquito y pasará a ser el nuevo repartidor y continuará con el mismo sistema con el jugador situado a su derecha, que se convertirá en el “Memorizador de turno”.
Una vez hayan participado todos los jugadores, 2 veces tanto como repartidor, como “Memorizador”, el jugador que haya obtenido más puntos, gana la partida,
(Según el nivel de dificultad deseado, se puede variar el nº de piedras).
(Se puede acompañar por un pequeño reloj de arena, que se puede comprar en las tiendas chinas o contar los participantes el tiempo).